Laura Castillo García
Desde hace varios años, ciertos analistas políticos encontraron en la realidad mexicana que los partidos políticos no tenían credibilidad ni la confianza de los ciudadanos porque se habían alejado de ellos y se habían convertido en especialistas de la simulación.
Hace exactamente dos años, en enero de 2017, el analista Fernando Coronado escribió en la revista Alto Nivel: “La situación política de México está en crisis. Por un lado, la sociedad se encuentra cansada e indignada frente a la corrupción, la impunidad y la falta de capacidad de gestión del gobierno actual y por el otro (está) sobresaturada de promesas vacías y con poca credibilidad de los políticos aspirantes al poder.”
Por esa gran simulación de partidos y políticos, poco más de 30 millones de personas le dieron sus votos a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2018. Desgraciadamente, a dos años de su gobierno, miles de esos votantes están desilusionados por lo que todos sabemos: decidió eliminar 12 programas sociales mediante el cual el Estado mexicano ofrecía ayuda y servicios de calidad a grupos vulnerables y, en cambio, privilegió la entrega de dinero como herramienta para provocar el incremento en el consumo de los pobres, pero que ese dinero no les alcanza para curarse de enfermedades graves, lo que sí sucedía con el serguro popular, y tampoco se trata de una cantidad de dinero suficiente para curarse del Covid-19.
Una vez más, pues, los mexicanos fuimos víctimas de embustes y simulación. En esta ocasión, por parte de López Obrador y su mentada 4T. Lo peor es que ahora, además del abandono que por años ha sufrido la clase trabajadora -que la obliga a aceptar malos empleos, bajos salarios, pésimo servicio de salud, tener que vivir en casuchas construidas con materiales de desecho, etc.-, ahora sufre las cosecuencias catastróficas de la pandemia mal gestionada por el gobierno federal, la cual ya cobró la vida de más de 155 mil mexicanos y coloca a Mexico en el deshonroso tercer lugar mundial con más descesos por la pandemia. Decir esto, de ninguna manera es un ataque al presidente ni una mentira o información tendenciosa, como gustan decir los apoyadores del presidente, a quienes se les acaban los argumentos de defensa y, por lo mismo, atacan con argumentos viejos y reciclados a quienes tienen más respaldo de la gente gracias a su congruencia entre el decir y hacer y, por tanto, tienen más credibilidad y gozan de la confianza de la gente.
En la semana que termina, de la noche a la mañana surgió en la red un programa radiofónico digital -ni caso tiene decir su nombre porque solo tiene 18 escuchas, a los que respeto pero que parece solo son los familiares del conductor- que tiene la finalidad de golpear las acciones del gobierno municipal y su presidente, además de a las organizaciones del Proyecto Nuevo Chimalhuacán, las cuales durante más de 20 años han trabajado y luchado diariamente para sacar al municipio del olvido y la marginación y llevarlo a la senda del progreso y desarrollo, lo cual han logrado en toda la línea.
Evidentemente, dicho programa radiofónico es como muchos proyectos mediáticos efìmeros que salen a la luz pública cuando hay procesos electorales en puerta y desaparecen una vez que estos se acaban, pues su objetivo no es la información ni la comunicación, sino el ataque directo para desposicionar a aquellos candidatos que gozan del sincero apoyo popular porque siempre han trabajado junto a ellos.
Días después, un joven al que nunca antes lo había visto en redes sociales -ni agarrando una escoba para limpiar la calle en la que está ubicada su casa- con un discursito grandilocuente se presentó como el salvador de los municipios de Chimalhuacán e Ixtapaluca diciendo algo así como: dentro de poco voy a estar ahí con ustedes para combatir a Tolentino y Maricela, que tanto daño les han hecho, juntos acabaremos con ellos, etc., etc. Hagan de cuenta que están viendo a Jesucristo resucitado… Ay no, pobre Jesucristo, perdón Señor.
Otro ataque, evidentemente surgido de voces de priistas inconformes, es el que fue publicado el pasado sábado en el periódico digital Cuestión de Polémica, el cual cuestiona las cuatro candidaturas a diputados federales que el PRI le otorgó a gente de clara filiación antorchista y el hecho de que militantes de Antorcha hayan gobernado Chimalhuacán por 20 años. Solo el tiempo en el que han gobernado es cuestionado, nada dicen de cómo han gobernado. Evidentemene no pueden decir que lo han hecho mal, porque si algún gobierno municipal mexiquense se ha distinguido por buen gobierno, es el de Chimalhuacán pues año con año suma infraestructura urbana y apoyo a sus habitantes para que tengan una mejor calidad de vida.
La congruencia entre el decir y hacer de los políticos antorchistas, es lo que les ha dado credibilidad y generado confianza entre la población, por lo cual les han otorgado sus votos durante más de 20 años, por lo que la campaña negra y ataques sueltos -que se irán multiplicando en los medios de comunicación a medida que se acerca la jornada electoral del 6 de junio-, no pegará entre los ciudadanos de ambos municipios porque ellos sí saben de los resultados que han arrojado gobiernos responsables y con un gran compromiso con sus gobernados.
Tanto en Chimalhuacán como en Ixtapaluca, donde también gobierna una destacada antorchista, Maricela Serrano Hernández, los habitantes han visto cómo en sus municipios hay más servicios urbanos, más espacios deportivos y de recreación, más escuelas, más clínicas de salud, etc., y ahora, en medio de la pandemia que azota al mundo y a los mexicanos, también ven el trabajo que están realizando sus presidentes municipales para proteger a la gente y salvar la vida de quienes se haya contagiado de Covid-19.
En los municipios gobernados por antorchistas, Ixtapaluca y Chimalhuacán, han entregado miles de despensas a las familias más vulnerables para paliar los estragos que les causa la falta de trabajo, también entregan kits de limpieza a las familias más pobres, ante el gobierno mexiquense gestionaron miles de pruebas PCR para detectar el virus y aislar a los pacientes que fueron positivos y, ante la dificultad de conseguir camas de hospital para atender a la gente, invirtieron millones de pesos más para ofrecer gratuitamente tanques y concentradores de oxígeno a todo aquel que lo necesite y hasta tomografías gratuitas de pulmón, gracias a que invirtió en un tomógrafo para servicio de la comunidad.
Por su congruencia entre su decir y hacer, señores, los presidentes municipales de Ixtapaluca y Chimalhuacán, y todos los políticos de filiación antorchista, gozan de credibibilidad y de la confianza de sus gobernados porque ejercen sus funciones con total transparencia y honestidad, como lo hacen los políticos de nuevo tipo, quienes no engañan ni simulan. Nada más, pero nada menos.